Cuando decidimos hacer esta selección, ninguna de nosotras imaginó que iba a ser tan difícil elegir. De hecho, probablemente la artista elegida por cada una para esta nota no debe ser la primera ni la última que se nos pasó por la cabeza, ya que hay cientos de mujeres dentro de la industria audiovisual que nos inspiraron durante toda la vida.
En este ejercicio tan valioso, especialmente en el Día Internacional de la Mujer, queremos reivindicar el trabajo de mujeres que no solo derribaron prejuicios y triunfaron en un ambiente dominado por hombres, sino que además allanaron el camino para otras y, quizás sin siquiera darse cuenta, inspiraron a chicas como nosotras que las admiramos del otro lado del planeta.
Maru Manson – @MansonEme
La primera elegida para esta suerte de “ranking” que celebra a mujeres inspiradoras de la industria es Debra Jo Rupp, la actriz que a sus 72 años, retomó su papel de Kitty Forman en That 90’s Show (2023-), la simpática secuela de su contraparte setentera.
Si bien a esta altura sabemos que el juego con la nostalgia y el refrito de éxitos millennials llegó a su punto límite hace unos cuantos años, el hecho de que una comedia esté protagonizada por una pareja de personas mayores de 70 años es ciertamente una bocanada de aire fresco.
Es sabido que uno de los males que aqueja a Hollywood es la gerontofobia y la falta de oportunidades para mujeres (y ni hablar de mujeres trans o identidades no binaries) quienes son “relegadas” a roles (bastante escasos) de madre o de abuela pasando los 35, mientras que sus pares masculinos parecieran beneficiarse conforme pasan los años.
Poder disfrutar de una comedia en dónde Debra despliega nuevamente todo su carisma y humor es para destacar y creo que nos presenta también con una buena oportunidad para repensar un poco más qué nos está devolviendo Hollywood como espejo de la sociedad.
Mi segunda elegida es Mindy Kaling, que el año pasado nos entregó nuevas temporadas de sus series éxito Never Have I Ever (2020-) por Netflix y The Sex Lives of College Girls (2021-) por HBO. Que una comediante mujer tenga dos estrenos, casi en simultáneo y en dos de las cadenas más grandes de streaming era ciertamente impensado hace unos años. Y si a todo esto le sumamos que sus dos series están protagonizadas y centradas casi enteramente en un grupo de mujeres, la vara sigue subiendo.
Viky Airaldi – @vikyair
Como aficionada y defensora del terror, no puedo no elegir a Mia Goth como mujer inspiradora. Sin dudas fue una de las actrices revelación del año pasado y parece que tendrá un 2023 igual de impresionante.
Con apenas 29 años, pero ya una década de carrera, esta actriz británica de origen brasileño arrancó en la industria de manera provocativa en Nymphomaniac (2013) de Lars Von Trier y desde ese momento continuó trabajando en proyectos de género, con directores y directoras interesantes y recorriendo el circuito de festivales.
En 2016 protagonizó la infravalorada A Cure for Wellness de Gore Verbinski y unos años más tarde formaría parte de la remake de Suspiria de Luca Guadagnino, y de la inquietante High Life de Claire Denis, junto a Robert Pattinson, ambas estrenadas en 2018.
En 2022 estuvo en boca de todos al despejar duda alguna de que la chica del rostro inolvidable (que recuerda al de Shelley Duvall) definitivamente es dueña del “factor X”. Su interpretación de Maxine en X de Ti West es fantástica, adueñándose por completo de su sensualidad, pero aceptando desafíos al interpretar dos personajes en la misma película. Meses después y sin tantos prostéticos encima deslumbró en Pearl, cuyo guion coescribió junto a Ti West.
Este año arrancó debutando en Sundance en la nueva película de Brandon Cronenberg, Infinity Pool. Durante la promoción, le preguntaron sobre cómo veía el hecho de que las nominaciones y entregas de premios constantemente ignoren el terror, y declaró que “son extremadamente políticas y muchas veces no se premia la calidad. Definitivamente necesitan un cambio para acercarse más a la gente”. Amén, Mia.
Próximamente la veremos en MaXXXine, el cierre de la trilogía de Ti West.
Angie Giménez – @minerva_mcangie
Si tengo que pensar en una mujer cuya influencia en el cine creo que ha sido fundamental, no puedo no pensar en Reese Witherspoon. Desde su interpretación de culto como Elle Woods, a quien considero mi modelo a seguir en la vida, hasta su trabajo con su productora Hello Sunshine, Reese siempre estuvo interesada en contar historias sobre mujeres y por mujeres.
Podemos estar de acuerdo o no con sus decisiones, gustarnos o no la clase de libros y películas que elige, pero no podemos negar el rol que ella, su productora y su Book Club han tenido en poblar las pantallas y los estantes de historias que se centran en la experiencia femenina
Y no me parece un detalle menor que lo haga promoviendo también historias sumamente diversas, en las que lo femenino no puede identificarse como una cosa única, sino que está en conversación con lo étnico, lo social, lo religioso.
En una industria totalmente dominada por la mirada masculina, en la que las protagonistas mujeres parecían no salir del ámbito de las chick flick, Reese Witherspoon decidió cambiar las reglas del juego y la rompió, mirándonos con esa cara de chica buena y preguntándose “¿Qué, cómo si fuera difícil?”
Rocío Tapias – @R_Tikky
Si bien este año se dijo que los Grammy hicieron historia al premiar por primera vez a una mujer trans, este dato no es del todo cierto. Ese honor le pertenece a Wendy Carlos, una de las más grandes compositoras contemporáneas, reconocida por ser una pionera de la experimentación con sintetizadores. Fue en 1969 cuando su álbum Switched-on Bach ganó tres de estos premios, incluyendo el Álbum Clásico del Año.
Sus minuciosas búsquedas llamaron la atención de otros artistas, incluyendo al de un igualmente obsesivo por los detalles Stanley Kubrick. Es así como Wendy estuvo a cargo de la banda de sonido de A Clockwork Orange (1971), con su búsqueda por resignificar a los grandes genios como Beethoven o Bach siendo el perfecto acompañamiento para una historia en donde la música es tanto el éxtasis como el tormento de su protagonista.
Colaborando con el director una vez más al ponerle sonido a The Shining (1980), años más tarde también trabajó con Disney, consolidando con su música la particular atmósfera de Tron (1982).
Disruptiva y revolucionaria, la música de Wendy Carlos le brindó un carácter único a tres grandes clásicos del cine mientras continúa inspirando a generaciones de artistas por venir.
Belu Borelli – @beluperfectblue
“No me arrepiento de nada. Lamento las cosas que no he hecho, no lo que sí hice”.
Elegí a Ingrid Bergman porque pienso que es un ícono feminista del cine. Si bien es una de mis actrices favoritas del Hollywood clásico y amo cómo actuaba, es su historia como mujer y sobre cómo la fama operó contra ella hasta conseguir su redención lo que me emociona, me inspira y hace que la respete mucho.
Su relación secreta con Roberto Rossellini, y luego el matrimonio que mantuvieron juntos, hizo que Hollywood le diera la espalda. La tildaron de promiscua y sus oportunidades en Estados Unidos se limitaron por muchos años. En una época en donde era común que una mujer dejara todo por su pareja, ella simplemente aceptó las adversidades y siguió actuando en Europa con mucha fortaleza.
Así, hasta que su matrimonio se disolvió y volvió a su país natal. Para mí, Ingrid es un ejemplo de nunca rendirse, no abandonar lo que una quiere y siempre ser genuina a nuestros deseos.
Juli Cáceres – @JuliiCaceres
Una de las partes más bellas del cine es la imagen, y parece una obviedad decirlo, pero la manera en que se ve y qué nos transmite cada toma, cómo esto representa mucho más de lo que podemos percibir a primera vista, es todo mérito del director de fotografía.
Ari Wegner es diferente a sus colegas, cuando vemos una de sus películas no decimos: “esto es ella”, porque no filma ningún proyecto de la misma manera: en un mundo de egos, ella prioriza la historia.
Su primer largometraje fuera de su Australia natal fue Lady Macbeth (2016), y uno de los motivos por los que Florence Pugh brilló, fue porque ella supo cómo capturarla para que en la pantalla, se reflejara el encierro del personaje.
Wegner crea imágenes especiales para cada historia: mientras que en Zola (2020) las tomas claras y sin sombras son reemplazadas por colores contrastantes y cambios de luz abruptos para representar la evolución en la relación de sus protagonistas; en The Power of the Dog (2021) las paletas apagadas y el uso del contraluz, representan el encierro de sus personajes en un rancho en 1920.
Con cada película, la australiana se consolida como una de las directoras de fotografía más importantes de la industria, y como alguien que sabe combinar a la perfección la imagen con el discurso.
Aglaia Berlutti – @Aglaia_Berlutti
La directora Jane Campion es una mujer que crea a fuerza de voluntad y fue la abanderada de un tipo de cine femenino, intimista y poderoso. No obstante, su incesante y complejo diálogo visual con el espectador es un precedente imprescindible a la hora de analizar el papel de la mujer en el cine y sobre todo, esa manera original en que la directora analizó lo cinematográfico a través de cierta rebeldía visual que aún resulta original.
Por supuesto, a Campion se le ha llamado reaccionaria y la mayoría de las veces, feminista militante por esa facultad suya de enaltecer con enorme tino e inteligencia a sus personajes femeninos. Pero en realidad, la directora es además de todo lo anterior —que podría, además, definir su sustancioso trabajo cinematográfico— una gran observadora. De su época, de su cultura, pero sobre todas las cosas, de esas infinitas conexiones de la realidad que crean escenas.
Por ese motivo, sus películas —que siempre fueron sometidas al debate y al escrutinio crítico— tienen un ligero aire anecdótico, casi onírico. Un elaborado lenguaje visual que se sustenta sobre esa necesidad de su autora de narrar a pequeños fragmentos sensoriales, las historias que mira, que captura, que intenta encajar en un universo conmovedor.
Porque para Jane Campion, lo que muestran las imágenes reviste tanto valor como lo que cuentan, por lo que su obra tiene esa capacidad de trascendencia, de construcción de valores por encima de lo que simplemente se asume como mensaje frontal. Sin duda se debe a que la directora concibe la imagen y el arte cinematográfico como una confluencia de significados.
Jane Campion, librepensadora, nació en una familia de artistas que le brindó, desde muy niña, la oportunidad de construir una idea sobre el mundo a través de la metáfora y la estética. Pero la Jane juvenil no se conformó con esa mirada subjetiva del mundo, sino que intentó analizarlo concienzudamente: estudió antropología, lo que según sus palabras le brindó una perspectiva nueva del hombre y sus motivaciones, y luego pintura.
Sus pequeñas obras, frescos llenos de vitalidad que enmarcaba en intrincados marcos de madera y esparto, parecían un símbolo de esa vitalidad interior suya, de esa incesante necesidad de hacerse preguntas que el arte por sí solo no podía satisfacer.
Todo esto antes de finalmente decidir que el cine sería su lenguaje, la perspectiva ideal para contar y reconstruir quizás, su concepción de lo que le rodea. En la pantalla grande, se estrenó con cortometrajes: de nuevo la misma fórmula de la pintura: furiosas escenas coloridas de lo cotidiano, pequeñas historias concatenadas entre sí. Uno de los cuales fue el galardonado en Cannes, que le abrió las puertas de una celebridad temprana.
Más tarde, Su primer largometraje Sweetie (1989) también entraría en la competición oficial del Festival de Cannes. Y es que Campion asombró al público con su insistencia en mirar el mundo desde el trasfondo, en las líneas marginales de escena de extraordinaria belleza visual. Pero sería The Piano (1993), película que ganaría el Oscar al mejor guion original, la que le brindó real trascendencia a su interpretación de la identidad del espíritu humano, esa búsqueda de la directora por una cualidad intrínseca de la naturaleza de nuestra especie.
La Campion construye un diálogo interior incesante, simbolizado por la figura del piano de Ada —esa primera visión del piano perdido sobre una playa solitaria sostiene por completo el lenguaje estético de la película— y, sobre todo, por ese peculiar y poderoso vínculo de la mujer con la música. Un lenguaje a ciegas que brota de su interior como un torrente abrumador e indefinible.
Euge Capisce – @eugecapisce
Cuando pienso en mujeres que me inspiran artísticamente, enseguida vienen a mi mente Phoebe Waller-Bridge y Amy Poehler.
Phoebe es actriz, comediante, escritora, guionista y directora. Seguramente la conocen por Fleabag (2016-2019) y por ser la protagonista de la nueva película de Indiana Jones que se viene este año. También fue la showrunner, escritora y productora ejecutiva de la mega exitosa Killing Eve (2018-2022), otro proyecto donde la pudimos ver brillar pero esta vez detrás de la cámara.
Desde que vi su unipersonal Fleabag en el teatro (que luego fue adaptado por ella para televisión) me di cuenta que era una mujer con muchísima inteligencia emocional: no solo sabe hacer arte, sino que enfoca ese arte desde la risa y la melancolía, una combinación muy difícil de lograr. Siempre será para mi un ícono de una mujer que logró todo lo que se propuso, desde la comedia dramática, para acercarnos historias que todas atravesamos todos los días.
Amy Poehler es una entidad en si misma y con los años, se convierte aún más en una mujer que lucha por ver a más mujeres en la TV y el cine. Además de actriz y comediante, también es escritora y directora. Fue de las primeras mujeres en saltar al estrellato dentro de Saturday Night Live (donde conoció a su mejor amiga Tina Fey) y es protagonista de una de las sitcoms mas queridas por el público, Parks and Recreation (2009-2015).
Pasados los años se alejó un poco del centro de la escena para trabajar detrás de cámara en historias que representen a las mujeres, sobre todo películas coming-of-age dedicadas a un público adolescente. Amy soñaba con hacer stand up desde los 8 años y hoy, a los 54, puede asegurar -y darnos a todas la esperanza- de que con trabajo y luchando contra los obstáculos, esos sueños se cumplen.
Ana Manson – @capitanna
De este lado del mundo también surgieron potencias creativas y arrasadoras, que sería imposible comprimir en una sola nota y con quienes seguiremos quedando en deuda, pero con el compromiso de homenajearlas en cada oportunidad que tengamos.
En este día en particular, me gustaría destacar a alguien que trasciende la categoría de artista, pero que cuando pensamos en mujeres poderosas e inspiradoras en nuestra reunión de staff, nos vino a la cabeza a todas como un ejemplo de argentina que triunfa en el mundo y que nunca se olvida de sus raíces.
Esa es Victoria Alonso, la productora nacida en la ciudad de La Plata, que habla español rioplatense con un acento deformado por la distancia y sin embargo tiene al país tan presente que este año compite en la categoría de Mejor Película Internacional por su trabajo en Argentina, 1985 (2022).
Emigrada del país a los 19 años para perseguir sus objetivos en Hollywood, Victoria soñaba con ser actriz pero entendió que el poder de cambiar las narrativas estaba detrás de cámaras, en la producción. Si bien es un trabajo silencioso y poco reconocido, la platense hace patria usando su plataforma para cambiar el juego dentro de Hollywood, y no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar al respecto.
Luego de muchos años de trabajo en el rubro, en 2022 fue nombrada Presidenta de producción de Marvel y se convirtió en una de las personas más influyentes de la industria, sin perder el foco de todo lo que para ella es realmente importante.
En su última visita pública a Argentina en 2019, le entregaron las llaves de la ciudad de La Plata, y desde entonces no para de ser noticia. Ya sea porque busca ampliar la representación en las historias de superhéroes, que influyen en las jóvenes e impresionables mentes de los fans de todo el mundo, o porque ubica a un periodista que quiere imponer el inglés en una entrevista con artistas latinas sobre la alfombra roja.
La carrera de Victoria Alonso apenas está despegando y es un orgullo que nos hace inflar el pecho y flamear la bandera al grito de *mi país, mi país*, no solo por su educación en universidades nacionales, sino especialmente por esa tenacidad y capacidad de adaptación que tanto nos representa a los argentinos y nos ayuda a integrarnos en el resto del mundo.
Sin olvidar que, vayamos a donde vayamos, siempre nos acompañarán el mate, el “che” delante de cada frase y esa pasión inexplicable que nos hace emprender proyectos que parecen imposibles.
Tan imposible como hasta hace apenas unos años parecía que un medio independiente como este, fundado y gestionado a pulmón, creciera hasta convertirse en lo que es hoy.
Una comunidad encabezada por mujeres que aman el cine, las series y la cultura pop en todas sus formas de expresión, generando diariamente contenido de calidad con perspectiva de género, formándonos constantemente en las distintas disciplinas que nos apasionan y ofreciendo un crisol de perspectivas tan amplias y ricas como esta selección.
Mientras seguimos forjando una comunidad de lectores comprometidos con la causa, que comparten no solo esta pasión, sino también el humor y compañerismo que nos caracteriza. No queríamos cerrar esta nota sin agradecerles por todo el aguante y recordarles que PopCon es posible gracias a Uds, que nos ayudan a sostener un sitio de estas características, con sus aportes, feedback constante y recomendaciones.
Les invitamos a contarnos en las redes quiénes son las mujeres del mundo del cine y las series que les sirven de inspiración todos los días y si comparten las seleccionadas por nosotras en esta nota.
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