A ya casi veinte años de su primera aparición en cine, el Gato con Botas que Antonio Banderas interpretó en Shrek 2 (2004) no solo se convirtió en uno de los personajes más icónicos de la franquicia, sino que probablemente uno de los personajes animados más queridos de las últimas décadas.
Fue su humor picaresco y su manera de utilizar su encanto, con esos enormes y adorables ojos, lo que conquistó por completo a una audiencia de todas las edades. Pero con la llegada de las pobres secuelas de la saga, e inclusive un spin-off para el felino, la audiencia fue perdiendo interés por la historia del ogro y sus amigos.
El anuncio de que Gato se volvería a calzar sus botas despertó poco interés, pero las primeras reacciones a la película prometían un nuevo éxito para Dreamworks. Los críticos no se equivocaron, el boca a boca lo convirtió en un éxito en taquilla que además obtuvo una nominación a los premios de la Academia, y en Argentina se convirtió en la película más vista en cartelera durante varias semanas.
Tal fue su éxito que el estudio acaba de anunciar que ya se encuentra en pre-producción la quinta entrega de Shrek. Parece inexplicable, pero no lo es, ya que muchos son los méritos por los cuales el Gato recuperó la magia de este particular cuento. Ahora, con su adición al catálogo de Flow en Argentina, es la oportunidad perfecta para repasar porqué la película funcionó tan bien.
Creciendo con su público
Puss in Boots: The Last Wish (2022) nos presenta a nuestro (autoproclamado) héroe favorito recibiendo la peor de las noticias: tras malgastar ocho vidas, solo le queda la última. Siendo consciente por primera vez de su propia mortalidad, el felino decide dejar atrás sus peligrosos hábitos para vivir cómodamente y llegar a viejo.
Pero Gato parece ser un imán para las aventuras, por lo cual nuevos amigos, un viejo romance y peligrosos rivales lo tentarán a ir por una nueva misión: encontrar una estrella de los deseos caída que alargue su existencia y le devuelva el coraje necesario para volver a estar a la altura de su propia leyenda.
Con un humor afiladísimo, la película presenta memorables personajes nuevos, como son el tan adorable como insoportable Perrito (Harvey Guillen), la familia de delincuentes compuesta por Ricitos de Oro (Florence Pugh) y los Tres Osos (con la siempre inigualable Olivia Coleman como su matriarca) además de un psicótico Jack Horner (John Mulaney).
Inolvidables son algunos de los descarados diálogos de este personaje de una canción en rima, que ahora crecido es insalvable hasta para un grillo con vocación de consciencia. Pero todavía más impactante resulta el Lobo (Wagner Moura), un personaje que hace que nos preguntemos óomo es que los chicos de hoy no están atemorizados ante su tan tétrica introducción.
La parca feroz
Obsesionado con el Gato con Botas y aparentemente imposible de vencer, el Lobo se presenta como una osada vuelta de tuerca en lugar de un villano, una metáfora de algo mucho más profundo: la personificación de la Muerte misma. Ineludible y demoledor, nos hace preguntarnos qué camino le queda a nuestro protagonista.
He ahí la carrera por conseguir el mágico deseo del que habla el título de la película, ya que, ¿cómo es posible escaparle a la muerte? Un milagro parece ser la única esperanza de Gato, quien debe medirse contra el resto de los personajes y sus propios anhelos.
Un cambio de cara
El primer tráiler de la secuela de Puss in Boots (2011) demostró que este nuevo acercamiento a la saga planteaba algo diferente, comenzando por su aspecto visual. Tomando nota de la revolución para el cine de animación comercial que fue la llegada de Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018) o la serie de Netflix Arcane (2021-), Dreamworks se alejó del 3D más tradicional.
Si bien esa búsqueda por el realismo acompañaba conceptualmente al cinismo de la primera entrega de Shrek al querer despegarla del carácter infantil de los cuentos de hadas, hoy día su estilo de animación podría considerarse genérico.
Con los trazos de los animadores y planos de color muy recalcados, el uso de la línea en esta secuela reafirma la bidimensionalidad de su arte, como si de un comic en movimiento se tratase. Esto le suma mucho a las escenas de acción, explotando la flexibilidad de su protagonista con el dinamismo de la técnica.
Hasta los diseños de personajes cambiaron de manera sutil, manteniéndose casi intactos a grandes rasgos, pero enfatizando su aspecto caricaturesco al, por ejemplo, redondear algunos rasgos de mismo Gato. Esto se nota sobre todo de los personajes humanos, sumándoles expresividad y quitándole esa dureza de la que en algunos casos era una malograda búsqueda de la mímesis, un hábito del cual la industria de la animación parece haber caído presa.
Puss in Boots : The Last Wish (2013) rescata aquello que solo este medio puede hacer: la libertad total de dar rienda suelta a la imaginación y aprovechar que esto no es un live action.
Más que una cara bonita
El regreso del Gato con Botas parece tenerlo todo: un gran elenco para aprovechar un fino guion lleno de humor, un carácter visual que destaca el trabajo artesanal de los animadores y, por sobre todas las cosas, un gran corazón.
Si bien a simple vista parece dedicada a un público infantil, la fantasía no teme dar lugar a oscuros toques de realismo, manteniéndose a la altura de no subestimar a sus espectadores, independientemente de sus edades. Jamás renegando de afrontar los temas que toca, tan sensibles como naturales, logra sumar capas de lectura más profundas para aquellos que crecimos con el personaje y que le dimos una oportunidad a su regreso.
Es así como vemos a un Gato que maduró junto a la audiencia y a la narración misma. Es una historia que no teme a representar miedos muy reales o la manera de transitarlos, llegando inclusive a retratar un ataque de pánico y métodos realistas de enfrentar la situación.
Encontrando un gran balance entre el apartado visual y un relato substancial, la vuelta de Puss in Boots se convierte en otra demostración de que siempre podemos reinventarnos y que, en muchos casos, lo que está por venir -a veces en formato de secuelas- puede ser mucho mejor de lo que esperábamos.
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