Desde 1976, la saga Crónicas Vampíricas ha sido una parte importante de la cultura popular con inclinación al género del terror. Y razones no faltan. La obra de Rice nació en una época de ruptura. Luego de décadas donde el realismo aplastó la ficción y el horror hasta casi hacerlo desaparecer de los estanquillos de librería, Rice tuvo el atrevimiento de escribir de vampiros. Y no solo sobre vampiros al uso, siguiendo la larga tradición de escritores de terror que utilizaron el mito como excusa para expresar dolores y pesares humanos.
Anne Rice tomó al monstruo más antiguo de todos y lo dotó de personalidad, lo creó a imagen y semejanza de esa levantisca década de los ’70 y lo dotó de una renovada energía que sorprendió por su potencial. Lestat, su personaje más emblemático y sin duda el más complejo de toda su obra, nació a finales del siglo XVIII, pero en realidad es el reflejo de ese estrellato rock ególatra y extravagante que marcó el final de la inocencia estadounidense.
El universo de Rice se construye a partir de la curiosidad llana y directa de una época cínica. Más de una vez se ha dicho que su primer libro Interview With The Vampire (1976) puede leerse como uno de los legendarios perfiles de la revista People. La novela entera es una mezcla de perfil psicológico y una poderosa historia sobre el dolor humano desde la violencia, la angustia existencialista en estado puro y un tipo de horror delicado y decadente que creó una combinación sin precedentes.
Una serie que hace historia
La adaptación Entrevista con el vampiro (2022 — ) de AMC+ llega ahora a Latinoamérica a través de la pantalla del canal, todos los domingos 22hs desde el 30 de junio. La serie sigue los mismos patrones que el libro en el cual se basa. O al menos, toma sus mejores puntos y los destaca con cuidado. No solo explora en con toda su carga emotiva, su detallada mirada a su entorno.
También, en esa necesidad de análisis sobre los motivos y objetivos de una criatura inexplicable, por lo que logra asumir un sentido de la realidad único. No importa si el torturado narrador es humano o no y de hecho, su condición monstruosa no es otra cosa que un detalle entre los cientos que sostienen una historia por momentos aprensiva.
Y es esa empatía, ese dolor compartido, uno de los mayores logros en la obra de Rice y que, ahora, la serie hereda. Y lo hace, además, en dos temporadas brillantes que convierten las vivencias de las novelas, en un melodrama gótico de extraordinaria calidad. En ellas, la producción sigue el tránsito de Louis (Jacob Anderson), de un hombre común a un vampiro centenario que recuerda, como mejor puede, su larga historia de dolor y sufrimiento a través de una eternidad en la que su angustia existencial se hace más complicada y densa.
A su lado, su creador y amante, Lestat (Sam Reid), es una criatura carismática e irresistible, dominante y al borde siempre del desastre. La pareja de actores logra en pantalla una brillante y elaborada visión acerca del deseo, la búsqueda del propósito y la insatisfacción. Todo, en una puesta en escena claustrofóbica y brillante, que convierte a cada capítulo, en pequeñas cintas de terror en formato pequeño. El logro — que llevó a la trama desde Nueva Orleans hasta la París de la postguerra — profundizó en lo que parecía imposible. Tomar lo mejor de una obra fundacional del terror contemporáneo y desmenuzarla, para no solo los fanáticos, sino también, una nueva generación de televidentes que no forman parte del fandom original.
Un universo que se abre en todas direcciones
Pero Entrevista con el vampiro es mucho más que su triunfo como puesta en escena y adaptación. También lo es, al tomar el tono homoerótico de los libros y transformarlo en una complicada red de relaciones entre personajes ricos en matices, cada vez más difícil de entender en toda su amplitud.
De la simbólica transformación de Claudia (Bailey Bass en la primera temporada y Delainey Hayles en la segunda) en una criatura furiosa, llena de necesidades rotas y con una historia trágica a cuestas, a la idea de la eternidad como una búsqueda de respuestas. La serie logró trasladar toda la profundidad de los libros a una percepción sobre el sufrimiento cada vez más profunda y extraña. En especial, a medida que Louis se hace más antiguo, deliberadamente solo y desarraigado, en medio de grandes preguntas sin respuestas.
Quizás, el punto más inteligente de la serie sea la capacidad de haber tomado la historia de la que procede para crear una obra independiente. Louis es ahora un créole, un hombre mestizo en medio de un mundo que evoluciona entre prejuicios y señalamientos. Al otro extremo, el Lestat de Reid es una criatura salvaje, misteriosa y audaz, lejana a la cuidada frialdad que brindó Tom Cruise al mismo papel en la cinta de 1994 que adaptó por primera vez el material.
Considerada, desde ya, una de las obras más interesantes de los últimos años, esta serie de terror con claras reminiscencias al teatro y una puesta en escena minimalista que juega al equívoco, se trata de una rareza. También, de una pieza que desafió todas las críticas y dudas a su alrededor. Para el final de su segunda temporada y en espera de una tercera, Interview With the Vampire demostró algo asombroso. Su capacidad para conmover, emocionar y excitar la imaginación de su audiencia, todo en un paquete elegante de una historia de terror de largo alcance. Su mayor logro.
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