La ambiciosa nueva propuesta del director para Netflix no es más que un intento artificial de replicar un fenómeno espontáneo con una épica fallida.

La ambiciosa nueva propuesta del director para Netflix no es más que un intento artificial de replicar un fenómeno espontáneo con una épica fallida.
La leyenda deconstruida desde el punto de vista de la mujer que lo amó, como un hombre sometido a su impulso destructor y al delirio de la celebridad.
La película de origen del icónico personaje de Roald Dahl tenía todo para ser un experimento fallido. Pero contra todo pronóstico, funciona muy bien.
El personaje con una larga historia de origen de casi catorce años, cerró su ciclo en la cultura pop convirtiéndose en el dios de las historias.
Una epopeya incapaz de abarcar todo lo que propone sobre el hombre que se creyó destinado a la gloria y tropezó con la tensión de un país fragmentado.
La precuela de la saga llega en un momento político muy complicado y su premisa de un cruel sistema de control sanguinario parece más pertinente ahora.
El director encuentra el centro de todas sus obsesiones en una nueva exploración del asesino desde su contexto, tomando elementos de Seven y Zodiac.
El cuento de Edgar Allan Poe se ha convertido en un clásico del terror con varias versiones cinematográficas. Ahora refleja la ambición contemporánea.