Quinta Brunson no estaba precisamente buscando una historia nueva para contar. Abbott Elementary (2021-), podríamos decir, nació de manera accidental. La comediante, guionista y productora que comenzó a tener cierto éxito con sus videos para BuzzFeed y que luego se destacó en A Black Lady Sketch Show (2021-), se enteró que su madre, la maestra de primaria Norma Jean, había decidido jubilarse. Brunson no lo dudó un segundo: viajó de Los Ángeles a su ciudad natal, Filadelfia, para tener una charla franca con ella sobre su futuro.
Cuando llegó a la escuela, Norma Jean estaba sola en un aula, y su hija la notó completamente abatida. Era la reunión de padres y maestros, pero ningún padre se había preocupado por asistir para hablar sobre el desempeño de sus hijos. La decepción que vivió su madre enfureció a Brunson:
“Estaba fuera de sí, muy enojada por lo que estaba viendo, hasta que después me concentré en la conducta de mamá, quien mantuvo la compostura al recibir a algunos padres que llegaron mucho más tarde, cuando ella ya no tenía que estar trabajando. En ese momento también encontré otra cosa: una historia en la que sabía que quería trabajar inmediatamente”.
De esta forma, nació Abbott Elementary.
El humor (y la crítica social) por sobre todo
El nuevo exponente del género “workplace sitcom” [comedia de situaciones en el ámbito laboral] se convirtió en toda una revelación en la cadena ABC de los Estados Unidos, un éxito indiscutible de la televisión abierta de su país que sorprendió aún más cuando la academia televisiva la nominó a siete premios Emmy. Si bien el género nos entregó verdaderas joyas como Parks and Recreation (2009-2015) y The Office (2005-2013), Abbott Elementary se distancia de ambas al equilibrar el tono de su narrativa apostando por un abordaje más optimisma, a pesar de todo. Por un lado, Brunson, mujer orquesta de la producción, no se olvida de los orígenes de la misma. Es por ello que en los 13 episodios de la primera temporada -disponible completa en Star+– va dosificando las críticas a las falencias del sistema educativo a partir de esas viñetas cómicas (en una mirada primigenia) en las que los maestros sufren por no poder darles a sus alumnos una experiencia escolar completa.
En ese punto, Abbott Elementary se destaca notablemente y como ejemplo tenemos el esfuerzo mancomunado de los docentes por conseguir alfombras nuevas para sus aulas, eje del primer capítulo. La travesía es narrada con humor por Brunson, pero el quid de la cuestión es esencialmente triste: esas alfombras son utilizadas por los niños que no pudieron dormir bien en sus casas. La showrunner y protagonista de la serie no necesita mostrarnos cómo se vive en los hogares más pobres de Filadelfia: con una subtrama como esa ya dice lo justo y necesario para que el espectador se familiarice con esas problemáticas.
Por otro lado, están esas secuencias hilarantes que (casi siempre) tienen como protagonista excluyente a la directora de la escuela, Ava Coleman (Janelle James, simplemente extraordinaria), una mujer inepta en su trabajo que obtuvo el puesto por una cuestión fortuita. Su personaje, al mismo tiempo, no es el blanco de las críticas de Brunson. Por el contrario, Ava también tiene su propia historia y un corazón que tarda en aparecer pero que, cuando sucede, nos está hablando de algo mucho más profundo: las carencias que ella misma padeció y que ahora busca sobrecompensar. Los docentes de Abbott son, al fin y al cabo, individuos criados en una Filadelfia sin lujos pero con el encanto de la familiaridad y de los códigos, como bien representa el personaje de la maestra Melissa Schemmenti (Lisa Ann Walter).
Pero si todo comenzó con ese día en el aula con Quinta y Norma Jean, era ineludible que ese vínculo fuera traspolado a la sitcom. Con un gran manejo de las reglas del mockumentary, se nos muestra cómo la noble Janine Teagues (Brunson, en un rol similar al de Jason Sudeikis en Ted Lasso) tiene una enorme admiración por Barbara Howard (la gran Shery Lee Ralph), esa docente que contempla retirarse con la frente en alto y dándoles a sus alumnos la mejor versión de sí misma. El hallazgo de Abbott Elementary es precisamente ese: que nosotros veamos la crisis de las escuelas públicas que no reciben fondos, pero que los alumnos vean otra cosa. Así, una sonrisa, una consigna divertida y una alfombra para descansar terminan siendo el mejor antídoto.
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