Infelices para siempre

La hermanastra fea: un cuento sobre el horror corporal impuesto en las mujeres

Visualmente tan bella como grotesca, esta versión de Cenicienta retrata, con un trágico humor, la idea de que para ser linda hay que sufrir.

por | Oct 7, 2025

Estrenada en el Festival de Sundance de 2025, a simple vista la ópera prima de Emilie Blichfieldt podría parecer una premisa poco original en una era en donde los live-action o las versiones terroríficas de los clásicos de Disney se multiplican. Sin embargo, la directora noruega logra encontrarle la vuelta de tuerca tanto a un cuento conocido como a una temática que el año pasado estuvo en boca de todos gracias al enorme éxito de La Sustancia (2024).

Contada desde el punto de vista de una de las famosas hermanastras, en un principio podríamos argumentar que la fábula de La Cenicienta -tantas veces reinterpretada- ya no tiene nada nuevo que ofrecer. Sin embargo, gracias a su hilado fino y capacidad de señalar lo grotesco en un bello marco, nos recuerda que las mujeres forzándose a alcanzar estándares de belleza imposibles es un verdadero cuento interminable.

Lea Myren como Elvira en La hermanastra fea (2025, Mer Film)

Érase una vez…

Tras el casamiento de Rebekka (Ane Dahl Torp) con un aristócrata, sus hijas Elvira (Lea Myren) y Alma (Flo Fagerli) creen que están por empezar una nueva vida llena de comodidades. Pero la verdad no tarda en salir a la luz, y la supuesta fortuna resulta ser una llena de deudas. Por suerte para ellas, el joven y narcisista príncipe está en edad de buscar esposa, por lo que Rebekka no duda en convertir a su hija mayor en la salvación de la familia.

Elvira, luchando contra sus ansiedades, su limitado talento y su debilidad por los dulces, decide darlo todo para conseguir la figura perfecta en pos de llamar la atención del hombre de sus sueños. Pero su hermanastra, la agraciada Agnes (Thea Sofie Loch Næss) parece tenerlo todo para desmoronar esos planes.

Agnes (Thea Sofie Loch Næss) es la nueva versión de La Cenicienta en La hermanastra fea (2025)

Los cuentos de hadas engloban ciertos arquetipos, siendo además las figuras femeninas en muchos casos las más representativas de este tipo de historias. A pesar de ser relatos que cruzaron pueblos y culturas, hay motivos que se repiten en las distintas versiones, como el que resalta que la belleza interior se exterioriza en sus heroínas.

Por el contrario, aquellas malvadas son o esconden una apariencia horrible, haciendo de su fealdad o hasta de su masa corporal una característica definitoria y villanesca. En versiones como el cuento de la Cenicienta, sus hermanastras a veces ni siquiera tienen nombre. Este es el caso de Elvira también, quien al ser invitada al baile es anotada como “la Hermanastra”. La identidad del personaje se define completamente por asociación. Es accesoria a Agnes.

La potente interpretación de Lea Myren es una que no debe pasar desapercibida.

Las cualidades didácticas en muchos casos eran definitorias para este tipo de cuentos. Si bien eran destinados a las infancias, no temían abarcar los detalles más morbosos, detallando por ejemplo cómo la malvada reina que alguna vez intentó matar a Blancanieves terminó siendo parte del espectáculo de la boda, forzada a usar zapatillas calentadas al rojo vivo y bailando hasta la muerte.

Las versiones más antiguas de la Cenicienta hicieron lo propio, con el destino de aquellos quienes atormentaron a la joven fuera uno que les devolviese su enorme crueldad. Blichfield puede que se tome algunas libertades en su interpretación, pero se enfoca en apropiarse de la oscuridad que tanto se le negó a las adaptaciones de esta historia. No solo eso, sino que a su manera, casi todos los personajes son, en menor o mayor manera, un tanto retorcidos.

La belleza debe doler

Elvira no es necesariamente malvada. Es una chica llena de inseguridades. Una que sueña con un mundo en filtros rosados que, con un maquillaje y una estética que nos recuerda a películas fantásticas de los setenta, nos lleva a asociar este mundo onírico a una época en donde la sexualidad y el amor se consideraban más libres.

La cinematografía de La hermanastra fea combina elegancia con imágenes sumamente grotescas.

Ella se ve a sí misma más hermosa pero de manera natural, la antítesis de la belleza que la acompañaremos a alcanzaran con el tiempo. Es una tragedia anunciada, una en la que en sus mismos sueños el príncipe le asesta un flechazo mortal. Desde un comienzo se nos advierte que para ella la belleza, el amor y aceptación significan dolor.

Agnes es su opuesto. Carismática frente a quien debe serlo, no es la dulce y sumisa jovencita que esperábamos. Esta Cenicienta es pasional y segura de sí misma, una chica que no teme a la confrontación. Casi como si la misma Blichfield desafiara el primer mandamiento que Disney impone sobre sus princesas, Agnes no teme explorar su sexualidad con quien le place. Es muy consciente de que es irresistible a ojos de los hombres y que su carisma seduce a sus pares femeninas.

Rebekka es fulminante, decidida a poner a su hija a través de todo tratamiento que moldee para seguir los pasos que ella misma recorrió. Es el único camino que le queda a las mujeres que no nacieron con estabilidad económica, uno en donde su cuerpo y belleza es la única moneda de cambio que poseen.

Puede que la veamos como una villana, pero ¿no es Rebekka también parte de un sistema? Distintos postores atraviesan su habitación mientras planea lo mismo para su hija mayor. Sobrevivir es la ganancia del más fuerte y la historia parece empecinada a enfrentar a las mujeres en una competición carnal.

Y es así como se nos presenta a Elvira, con alambres en sus dientes chuecos. El tiempo corre y el baile del príncipe se acerca. La joven no solo deberá instruirse en clases de etiqueta y danza, sino que la acompañaremos paso a paso a medida que su madre la lleva a todo tipo de especialistas, en un tiempo en donde las cirugías estéticas no gozaban del privilegio de la anestesia que hoy día acompaña al bisturí.

Ane Dahl Torp como Rebekka y Lea Myren como Elvira en La hermanastra fea (2025, Mer Film)

Blichfield eligió contextualizar la película específicamente en 1880, en la época sobre la cual tenemos los primeros registros de cirugías estéticas en Europa. Pueden que los procedimientos que aparecen en pantalla nos resulten tan barbáricos que nos hagan sospechar que la mente de la directora es sumamente retorcida. Sin embargo, cada una de las torturas que pone en pantalla son representaciones realistas de esos procedimientos. Sí, por increíble que parezca las mujeres realmente hacían eso con sus cuerpos.

Elegante, barroca y ante todo acentuando la decadencia, nos encontramos frente a una de esas historias en donde reír es la salida para no llorar. De un cargado humor negro, la incomodidad reina desde el primer momento en que sentimos lástima por una chica que se pierde en una codicia heredada.

Es una incomodidad que puede llevar a retorcernos en nuestros asientos cuando la película tome un giro hacia un body horror quizá no tan exagerado como el de La Sustancia, pero justamente por eso quizás más perturbador. Uno en donde se nos obliga, en primeros planos, a observar cada escabroso detalle.

Estéticamente La hermanastra fea es una barroca naturaleza muerta sin temor al body horror explícito (2025, Mer Film)

Como una cargada naturaleza muerta, La Hermanastra Fea (2025) no esconde la podredumbre que rodea a aquello que percibimos como bello. La elegancia de su fotografía logra asimilar lo grotesco de sus imágenes. No hay realmente heroínas ni villanas, sino victimas que siguen resultándonos contemporáneas.

Puede que el mensaje a simple vista resulte redundante, sobre todo sabiendo cual es el paso a paso de aquello que sucederá con la bendita zapatilla de cristal. Pero ahí reside la magia que consigue alcanzar, ya que como en todo buen cuento de hadas, consigue embrujarnos de principio a fin.

Emilie Blichfield usa el marco de la fantasía para señalar las verdaderas torturas estéticas a las que las mujeres se expusieron.

💡 PopCon Tips:

El cine de horror nos dio varias otras grandes adaptaciones de cuentos de hadas. The Company of Wolves (1986) de Neil Jordan es una reinterpretación surrealista del cuento de Caperucita Roja, en donde un hombres lobo está ahí para corromper la inocencia de una joven virgen.

Pinocchio’s Revenge (1996), aprovechó la fama de Chucky e hizo del niño de madera un muñeco asesino.

Con Sigourney Weaver como una malvada madrastra practicante de las artes oscura, Snow White: A Tale of Terror (1997) nos dio una adaptación inolvidable del cuento de Blancanieves.

Finalmente, en Amazon Prime Video actualmente tenemos dos películas imperdibles de este subgénero. Tale of Tales (2015) es una épica que entrelaza varios cuentos e impacta tanto por sus imágenes como su elenco estelar. Por otra parte, Oz Perkins (Longlegs), impuso su siniestra impronta en los climas de Gretel and Hansel (2020).

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Ro Tapias

Artista visual. Madre de dragones, gatos y un corgi. Hablo de cine, a veces demasiado.