Joel (Pedro Pascal), que perdió a su hija y también a la vida tal y como la conocía durante el estallido de la infección fúngica que devastó el mundo, sabe el valor del futuro. También, que la posibilidad de una segunda oportunidad para el porvenir, es una responsabilidad sobre sus hombros.
Por otro lado, Ellie (Bella Ramsey), comienza a comprender que la realidad de lo que le rodea son escombros. Los restos de una devastación total que arrasó con cada cosa que ahora, solo puede imaginar.
Para ambos personajes, la gran pregunta es una sola, ¿De qué serían capaces para asegurar la esperanza? ¿Qué les espera una vez junto a Las Luciérnagas? El viaje que los personajes llevaron a cabo no fue solo geográfico, sino también emocional.
Una travesía que les llevó a recorrer heridas, recuerdos y la convicción de que es posible reconstruir sobre las cenizas. La cámara del director Ali Abbasi muestra a detalle el mundo arrasado por el fuego invisible de las décadas. Por todo lo que una vez fueron ciudades, caminos y carreteras.
Ellie y Joel atraviesan la ruptura del pasado y el presente en medio de la sensación que la vida puede ser un anuncio promisorio. Incluso para la adolescente, que acaba de atravesar una experiencia demoledora, la posibilidad de hacer algo más que solo contemplar la destrucción, se convierte en un imperativo.
Pero para Joel no es tan fácil. “Baby girl”, consoló a la niña en el capítulo anterior y el muro de sentimientos encontrados que le separaban de todo lo que rodeaba, se derrumbó.
La pequeña a su cargo no es una sustituta de Sarah (Nico Parker), pero sí la confirmación que a pesar de todo lo vivido, Joel todavía puede aspirar al bien. ¿A cuánto estaría dispuesto a renunciar por el bienestar de Ellie?
¿Cuántas cosas atraviesan la línea que le separa de tomar una resolución que cambie la historia del mundo en que vive y quizás, la vida de todos los que conoce?
El mal y el bien, en medio de la oscuridad
El guionista Craig Mazin transforma el último capítulo de temporada de The Last of Us, en una reflexión dolorosa acerca de todos los aspectos del espectro moral de sus personajes. Ya no se trata solo de la supervivencia, sino también, de la concepción de que podría ser la probabilidad de vencer al apocalipsis.
“¿Hay historias que se cuentan desde el final?” susurra Ellie, mientras se abren paso hacia el último tramo de la larga jornada que le llevó a redescubrir cada cosa en la que creía. De comprender que su corta vida, era el anuncio de algo más. “Hay historias que cuentan lo que buscamos y lo que esperamos” explica Joel, mientras el invierno queda atrás y una primavera tímida despierta entre la nieve.
Para su tramo final, el capítulo encuentra entonces su punto más oscuro. También, el cuestionamiento más duro acerca de lo que cualquiera podría hacer para sobrevivir o en cualquier caso, asegurar el bienestar de lo que amas.
“¿Qué estás dispuesto a hacer para asegurar que tengamos una posibilidad?” grita Marlene (Merle Dandridge) enfurecida, aterrorizada, cansada. Joel entonces se enfrenta a la peor de las disyuntivas, a la más espantosa de todas encrucijadas. De nuevo, se trata de morir o matar. O en su caso, de perder lo poco que logró recuperar en medio de los escombros para asegurar lo que todavía es una posibilidad.
Finalmente, Joel huye. La decisión está tomada, el camino le conduce de nuevo a Jackson. Pero la gran pregunta es, sin duda, qué aguarda por él y en especial, que impacto tendrá lo que decidió. El mundo que destruyó para conservar el propio. Un matiz de oscuridad.
En nueve capítulos, The Last of Us (2023-) logró construir una versión sobre el bien y el mal, que es mucho más profunda que solo una determinación.
¿Quiénes somos cuando todas las opciones dependen de un último impulso? El último episodio de temporada de la serie ha dejado en claro la respuesta y lo que conlleve, la durísima versión del porvenir que eso construye.
0 comentarios