Luego de que su séptima edición haya sido reinventada en carácter virtual debido a la pandemia, el Festival Asterisco vuelve a celebrarse, acercándose más a aquello que originalmente propuso: un espacio de encuentro donde, a través de los medios audiovisuales, visibilizar lo existente y nombrar lo invisible. No hay que negarlo, la virtualidad ha tenido sus beneficios de acortar las distancias y proveer accesibilidad de manera masiva. Pero la particularidad de este festival en especial es que la idea de la comunión es de suma importancia.
Compuesto por cinco espacios de relevancia cultural como sus salas presenciales se destaca el MALBA, que ha acompañado al ciclo desde sus inicios. A este se suma el Centro Cultural Kirchner, el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, el Complejo Cultural Histórico Manzanas de las Luces y el teatro Hasta Trilce como los espacios donde se llevarán a cabo las proyecciones.
Cuatro películas serán de acceso virtual a través de la página web Cont.ar. La selección completa de películas en proceso será de libre acceso en mica.gob.ar y una proyección especial del cortometraje Juntos (2019) podrá verse en la página del Centro Cultural Recoleta.
El festival en sí se divide en cinco categorías, comenzando por las tres que forman parte de la competencia oficial. Dentro de los largometrajes tenemos ocho títulos, entre los cuales se mostrarán documentales de carácter biográfico como Ilse Fuskova (2021), rememorando a la activista lesbiana argentina del mismo nombre o El Cisne Equivocado (2020), retrato del pintor tucumano Bernardo Kehoe. Encontramos además Diario de las tormentas solares (2021), un film que, a manera de relato múltiple, invoca a icónicas figuras dentro de la poesía queer, hilando el relato al evocar a Batato Barea. Otros documentales como Transkultural (2020), con un carácter experimental, da lugar a la voz colectiva de personas travestis-trans. El Baldío (2021), por otra parte, retrata la relación entre voluntarias y una colonia de gatos, exponiendo el día a día de su encuentro. La ficción tiene su lugar en películas como la ya célebre El Prófugo (2020) o Hékate (2021), que, enunciando a la deidad femenina, hace su reclamo frente a la violencia de género.
También en competencia hay una selección de cortos que abarcan desde lo más experimental, como lo es Rojo Fuerte (2020,) a la ficción más reflexiva como El nombre del hijo (2020) o No Hay Lugar (2020). Algunos cortos proponen un registro que expone la memoria desde una perspectiva completamente íntima, como Noviembre, 6 (2021) o La Confesión (2020), mientras Habitar(nos) (2021) habla de la memoria colectiva y la autopercepción de miembros de la comunidad LBGTIQ+ y sus vivencias diarias en la provincia de Jujuy.
Ocho otros títulos forman parte de la competencia de películas en proceso, categoría que tiene la particularidad de, al concebir un ganador, asiste a los autores en la finalización de sus largometrajes. Esto no solo se ha comprobado ya en ediciones anteriores sino que, como los organizadores comentaron, algunas de las películas ganadoras han sido, una vez terminadas, proyectadas dentro del ciclo.
Completan el festival tres secciones más fuera de competencia. La primera, denominada La Piel que habito, propone películas en todos sus formatos y de multiplicidad de temas y edades para metafóricamente emular la superposición de capas que posee cada cuerpo. Y es que, ¿cómo no dar importancia a estos cuerpos, si su diversidad y pensamientos es lo que se celebra en este festival?
Presentando material icónico como es el Archivo de la Memoria Trans (2021), esta sección da lugar también a obras performáticas de artistas visuales como Bosque Sombrío (autorretrato) (2021), Juntos (2019) o Would Your Realize I am a Survivor (2019). Las propuestas son variadas y abarcan desde la animación al material de registro de momentos históricos. En el caso de Superm (2019), por ejemplo, a manera experimental se documentó la unión de distintos colectivos clamando por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito en 2018.
En la sección Pioners Queers se presenta La cruz del sur (2003), considerado uno de los mejores exponentes del llamado Nuevo Cine Argentino. Junto a esta se celebra a la figura de Libertad Leblanc con tres de sus películas, entre las cuales está Testigo para un crimen (1963) con la primera aparición de una travesti en el cine nacional. Finalmente, la sección Focos homenajea a Paul Bartel, director abiertamente gay que construyó cine queer a través de la sátira y una perspectiva única respecto a la representación de la identidad.
Junto a este, aparece en primer plano el colectivo español 5 QK’s, transgresores del discurso heteronormativo y patriarcal en sus cuestionamiento a tabúes sociales, culturales y políticos. Proyectando uno de sus largometrajes y una selección de sus cortos, estos serán acompañados por una de las obras de Ricardo Gonzales, quien, en uno de sus documentales, ya había hecho honor a 5 QK’s. En Un día de amor (2021) tiene como protagonistas tanto a uno de sus miembros como a uno de los actores fetiche del grupo.
Proponiendo a los medios audiovisuales no solo como una mera forma de visibilización, expresión o reclamo, el Festival Asterisco invita a que el cine se convierta en un punto de encuentro. Fue durante la inauguración del festival y luego de la proyección de Nuestros Cuerpos son sus campos de Batalla (2021) cuando Marlene Wayar, una de las protagonistas, pronunció una frase que claramente representa la importancia de este ciclo: “es en la polifonía de voces donde realmente aparece la democracia”. Y es por eso que estos espacios nos resultan tan imprescindibles y deben ser celebrados por todas, todos y todes.
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