Suenan los primeros acordes de la intro y ya nos transporta automáticamente a la década de los noventa. Estamos sentados en el living de casa, tomando una chocolatada y escuchando el nombre en español de nuestros personajes favoritos, mientras despliegan sus poderes en una épica presentación coral.
Treinta años después, somos adultos desconfiados por la sobreexplotación de la nostalgia y la falta de ideas originales (o la falta de aprobación para esas ideas) que convirtió al género de superhéroes en una repetición de fórmulas sin riesgo. La televisión devino en plataformas de streaming y nuestras formas de consumo cambiaron casi tanto como nuestras vidas.
Sin embargo, la propuesta de X-Men ‘97 (2024-) tarda apenas unos segundos en desmantelar todas nuestras defensas y mostrarnos que estamos frente a una producción soñada, algo que incluso el más fan de Marvel Studios ya había dejado de esperar. Con su nueva división Marvel Animation, el estudio le dio luz verde a una serie que es lo que todas prometieron ser desde WandaVision (2021-) en adelante.
Alquimia televisiva
X-Men ‘97 logra realizar todo lo que se propuso: ser una continuación de la serie de X-Men (1992-1997) -aquella que nos convirtió en discípulos de Marvel-, pero a la vez presentar una historia acorde a los tiempos que corren. Lo suficientemente fiel a la original como para erizarnos la piel de la nostalgia, y lo bastante moderna como para ser más relevante que nunca en su discurso de tolerancia y aceptación.
En sus primeros episodios, incluso se da el lujo de hacer varios guiños a los vicios de las series de animación de los noventa, sin perder el encanto. La historia arranca inmediatamente un año después del final de la original, oficiando como una especie de sexta temporada. Sin embargo, plantea todos sus elementos de tal manera que se entienda a la perfección dónde estamos parados, dando pie a una nueva historia.
A mí, mis X-Men
El Profesor X (Charles Xavier) fue ejecutado frente al mundo entero por el fanático Henry Peter Gyrich, logrando cierta simpatía de la sociedad hacia los mutantes. Pero, por supuesto, este renovado interés y tolerancia de los humanos, son tan frágiles como superficiales. Solo los mutantes más “hegemónicos” son aceptados, mientras que el resto trata de sobrevivir en las profundidades de la ciudad.
En este contexto, surgen grupos radicales que reivindican el crimen de odio de Gyrich y cuentan con tecnología centinela. Uno de ellos captura al joven mutante Roberto da Costa, y la historia vuelve a empezar, siguiendo un patrón muy similar a los primeros episodios de la serie original. Así como Júbilo era rescatada por los X-Men, ahora Roberto forma parte de la misma dinámica.
El grupo de mutantes aparece para rescatarlo y desplegar sus poderes y trabajo en equipo, ahora bajo el liderazgo de Scott Summers/Cíclope. Una vez en la mansión, Hank McCoy/Bestia atiende sus heridas y Roberto intenta escapar, pero termina forjando un vínculo con Júbilo. Las escenas más “cotidianas” entre los personajes, nos dan un panorama completo de las dinámicas grupales y de sus personalidades.
Con el fin de ubicar el origen de la tecnología Centinela, algunos integrantes del grupo visitan en la cárcel a Gyrich y Jean Grey accede a su mente desde Cerebro, pero es interrumpida por siniestras visiones. Sin embargo, logra averiguar el paradero de los Centinelas y de Bolivar Trask, antiguo enemigo político de los X-Men. Hasta acá llegan los paralelismos con el primer episodio de la serie original y entramos en una nueva era.
Comienza la liberación mutante
El primer episodio termina en un increíble cliffhanger con la aparición de Magneto, quien anuncia que Charles Xavier lo dejó a cargo de la escuela en su última voluntad. Jean y Scott, quienes esperan un hijo juntos, deciden postergar sus planes de abandonar el grupo para vigilarlo de cerca, ya que no terminan de confiar en sus intenciones.
La supuesta lealtad de Magneto hacia su viejo amigo y sus ideales es puesta a prueba cuando el gobierno envía a un comando a la escuela para arrestarlo por sus crímenes contra la humanidad. El poderoso mutante se entrega voluntariamente y es sometido a un juicio en las Naciones Unidas. Grupos anti-mutantes protestan en la puerta exigiendo justicia, mientras un nuevo enemigo se prepara para atacar.
Con un despliegue de habilidades extraordinarias y un arma con tecnología Centinela, el autodenominado X-Cutioner (actual líder del grupo radical “Amigos de la Humanidad”) se enfrenta al equipo de mutantes, frente a los ojos del mundo. Ororo Munroe/Tormenta (“lo más cercano a una diosa”, en palabras de Magneto) se interpone a un disparo para defender al viejo amigo del Profesor, y al ser alcanzada por el rayo pierde sus poderes mutantes.
En represalia, Magneto se lleva a los jueces y a X-Cutioner hacia la estratósfera, pero en lugar de ejecutarlos, pronuncia un discurso inspirado por Xavier y les pide que condenen al fanático por su crímen contra Tormenta. Mientras tanto, Jean Grey entra en trabajo de parto y Logan/Wolverine es el encargado de llevarla al hospital en su clásico jeep. Al llegar, el médico se niega a atenderla y Rogue debe absorber sus conocimientos para ayudarla.
Scott abandona la pelea para estar presente en el nacimiento de su hijo, y Jean da a luz a Nathan Summers. Más tarde, Ororo decide exiliarse del grupo al enterarse que la pérdida de sus poderes puede ser permanente, mientras Scott y los demás le dan una nueva oportunidad a Magneto, respetando los deseos de Xavier. En el medio, se insinúa una relación entre Rogue y Magneto, quien es el único que puede soportar sus poderes. A pesar de que también entendemos que ella está involucrada románticamente con Remy/Gambito.
También quedan en claro los sentimientos de Logan por Jean, en una reveladora charla con Morph. El nuevo miembro del equipo hace las veces de alivio cómico, pero se intuye como el más vulnerable y el verdadero corazón de esta nueva formación. El otro personaje que se suma al grupo y a la escena inicial de créditos es Bishop, el viajero del tiempo, quien tendrá un rol clave en el tercer episodio de la temporada.
Antes de llegar al final de este episodio doble, queda en claro que tantos los guionistas como los animadores hicieron un impecable trabajo para recrear el espíritu de la serie de los noventa, pero aggiornada a nuestra época. En definitiva, los X-Men siempre fueron los personajes más progresistas de los cómics y un grupo adelantado a su tiempo, que levanta el guante de las luchas contra la segregación en Estados Unidos.
Una nueva era
A pesar de su origen histórico, el mensaje de tolerancia y convivencia con el otro se encuentra más vigente que nunca, en especial en un momento en que los discursos de odio copan los medios, las redes sociales y la política. Las palabras de Gyrich en la cárcel y el discurso de Magneto en la ONU dan cuenta de dos posiciones que resuenan mucho con nuestra actualidad.
La serie captura a la perfección el espíritu que volvió tan popular a la serie original de los X-Men y a los cómics de los mutantes en los que está basada, creados por Stan Lee y Jack Kirby. El mini arco de los dos primeros episodios, lanzados en simultáneo por Disney+, funciona como una introducción impecable para dar comienzo a esta nueva etapa de la historia. Y el final deja un cliffhanger muy atrapante que da pie a uno de los episodios más comiqueros de Marvel Studios.
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