Dos palabras contundentes para un título que condensa todo el peso de su historia: Argentina, 1985 (2022) habla de un país y una época, pero también de una búsqueda universal por la verdad, de un ejercicio de memoria y de una oportunidad única de llevar ante la justicia a los responsables de un horror insondable. La película pone el foco en el juicio a las Juntas Militares y los responsables de esta proeza legal que arrojó luz sobre una de las dictaduras más sangrientas de la historia.
Por supuesto, tocar un tema tan delicado para nuestra sociedad en un producto de ficción requiere de mucha sutileza y respeto por lo sucedido, pero también de una determinación para contar las cosas como fueron y no cómo nos gustaría que hayan sido, por más difícil que sea. El director Santiago Mitre y todo su equipo de producción encararon esta tarea con un grado de dedicación que los tuvo casi cuatro años sumergidos en el proyecto, pandemia de por medio, y buscaron a los mejores en el rubro para ayudarlos a contar la historia.
Después de presentar la película en festivales internacionales y recibir ovaciones de pie de todo el mundo, llegaron a nuestro país con una modesta comitiva para mostrar el largometraje ante la prensa especializada y responder a sus preguntas. Gracias a Amazon Prime Video, co-productora del film, PopCon pudo estar presente en el evento y preguntarles a los responsables cómo fue el proceso de ficcionalizar un suceso histórico tan relevante para nuestro país y hacer el recorte de los hechos.
“Nos pusimos a investigar junto con Martín Rodríguez y su equipo”, nos respondió el director Santiago Mitre, “e hicimos una investigación muy larga, cerca de dos años entrevistando a muchas personas que habían participado del juicio o que conocían bien el tema, desde miembros de la fiscalía, de la Justicia, políticos, testigos y organizaciones de derechos humanos. Nos dedicamos a hablar con ellos y leímos todo el material bibliográfico y periodístico que había de la época y fue un trabajo enorme. Tan enorme que podía ser apabullante”, recuerda.
Y agrega, refiriéndose a su co-guionista: “Así que cuando ya creíamos que sabíamos lo suficiente, con Mariano (Llinas) decidimos sentarnos a escribir, como se escribe una película de ficción: tratando de escribir buenos personajes y escenas, que la tensión narrativa se mantenga siempre. Y que el buen cine iba a hacer que todo eso que habíamos aprendido durante el proceso de investigación se transmitiera a la pantalla. Nuestra responsabilidad también era esa”, concluye Santiago Mitre.
Y lo lograron. Argentina, 1985 es, ante todo, una buena película. Mitre y compañía retocaron el guion una y otra vez hasta obtener el balance perfecto entre suspenso, drama y humor para narrar la odisea de los fiscales Julio César Strassera (Ricardo Darín) y Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) en su tarea de llevar ante la Justicia a los responsables del horror. Y lo hicieron con mucho tacto, conciencia histórica y un equipo de talentos internacionales que su productor Axel Kuschevatzy resaltó en la conferencia de prensa.
Pero también, y más allá de su carácter ficticio, la película es un documento histórico, como demuestra el arduo trabajo de investigación detrás de su guion basado en hechos reales. Además, es un testimonio de una época no tan lejana que nunca debe ser olvidada, y vuelve a cobrar especial relevancia hoy, cuando nuestras instituciones democráticas se ven constantemente amenazadas. Se dice que es una película necesaria, pero quizás ese no sea el término justo cuando hablamos de arte. Es, más bien, una película sumamente relevante.
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